Cuando piensas en el futuro, ¿qué te imaginas? ¿robots? ¿coches voladores? ¿teletransportación? En el mundo de la logística, puedes tener los tres.
El futuro no sería futuro sin robots. A medida que el comercio minorista online crece, vamos a necesitar más de ellos. Sólo en Estados Unidos se podría experimentar un déficit estimado de 25 millones de trabajadores en el 2030. No es de extrañar que Amazon comprara la compañía de robótica Kiva, desarrollando robots que pudiesen acercar las estanterías del almacén a sus trabajadores.
Matthias Heutger, Vicepresidente de Estrategia, Marketing e Innovación en DHL, ve esto sólo como el primer paso:
“El gran desafío es que los robots sean capaces de coger objetos por sí mismos, lo cual es muy difícil ya que simular la mano de un humano es lo más complejo de hacer, especialmente cuando tienes diferentes formas, pesos, texturas…”.
La tecnología está avanzando. Tomemos a Baxter de Rethink Robotics como ejemplo, un androide cuyos brazos pueden ser guiados mediante tareas simples y repetitivas.
Los robots simplemente son una tecnología que está siendo usada para ayudar a los humanos. Y a medida que avanzamos en el siglo 21, esta tecnología se está volviendo más inteligente y más útil.
Coches voladores (no exactamente, pero sí coches y drones autónomos)
No es solo en el almacén donde la tecnología autónoma puede aportar un mejor servicio. Compañías como Google, Volvo y Tesla están convirtiendo los coches autónomos en una realidad. Junto a las ventajas de eficiencia y ahorro de combustible, la tecnología podría permitir a los conductores de camiones descansar en los viajes de larga distancia. Más cerca del destino, los coches autónomos podrían seguir a los repartidores. O los conductores podrían dejar que sus vehículos autónomos de reparto avancen lentamente a la velocidad de los peatones y lleven sus entregas de forma segura a la puerta de los clientes.
En el aire, aunque la entrega con aviones no tripulados todavía está en fase de prueba, las empresas de transporte están liderando el camino. Mientras que los predecesores eran drones, las nuevas versiones ofrecen aviones con alas inclinadas que pueden recoger envíos automáticamente desde un “Skyport” y llevarlos al destinatario. Ya se han producido pruebas exitosas en Baviera, donde el Parcelcopter fue usado en una estación de esquí para transportar suministros y equipamiento médico en lo alto y bajo de la montaña.
El internet de las cosas (objetos en línea en lugar de objetos online)
La entrega automatizada requiere que las “cosas” se comuniquen entre sí. Para 2020, más de 50 mil millones de objetos estarán conectados a internet. Estos podrán proporcionar información. Esa abundancia de datos del Internet de las Cosas puede ser aprovechada por la inteligencia artificial para cambiar la forma en que entendemos la cadena de suministro.
Todos hemos visto que un frigorífico conectado al Internet de las Cosas puede pedir leche antes de quedarte sin ella. En una escala logística mayor, unos sensores en las estanterías pueden ayudar en la administración del inventario y garantizar la reposición de las mercancías. De esta forma los clientes nunca tendrán ese mensaje de “sin stock” en sus páginas web. Amazon ha ido más lejos patentando un algoritmo que precide las compras de los clientes y así acercarse a su dirección. ¿Algo aterrador o una forma inteligente de ahorrar tiempo? Matthias ve este planteamiento como una ventaja potencial:
“Si piensas en ello, hoy en día tenemos múltiples rutas planificadas por la mañana. Pero si los volúmenes aumentan, ¿qué pasaría si pudiésemos hacer una reubicación en tiempo real? ¿Actualmente podemos crear algo para optimizar la red y la experiencia de usuario?»
Disponer de más datos puede permitirnos tomar decisiones a escala global. Algo importante en un mundo cada vez más volátil donde los conflictos, los desastres naturales, las condiciones climáticas extremas o los cambios políticos pueden alterar el comercio mundial.
Economía colaborativa
Para el año 2019, el 90% de la población mundial tendrá acceso a una conexión rápida de internet móvil. Esto ha creado una nueva economía colaborativa donde usuarios pueden intercambiar mercancías, servicios o habilidades a través de plataformas digitales. De esta forma se utilizan los recursos de forma más eficiente contribuyendo al desarrollo sostenible.
La logística también se está beneficiando de la tendencia de compartir. Las aplicaciones pueden compartir información sobre el espacio de almacenamiento no utilizado o la capacidad disponible en los vehículos. Esto permite ofrecer precios flexibles y con capacidad de respuesta adaptados a la demanda actual. Como señala Matthias:
“En el pasado, el almacenamiento siempre ha sido un pago fijo por un periodo de tiempo concreto. Pero esto para muchas compañías más pequeñas no funcionaba”.
Teletransportación (bueno, en realidad impresión 3D)
¿Qué pasaría si no hubiera que entregar un envío, sino simplemente teletransportarlo pulsando un botón? Aunque todavía está en sus comienzos, grandes firmas como Mercedes-Benz están invirtiendo en impresión 3D para producir algunas de las piezas de repuesto de sus camiones.
La mayoría de las piezas de repuesto se quedan sin utilizar en los almacenes. La impresión en 3D bajo demanda es más eficiente, pues utiliza los recursos sólo cuando se necesitan. Esto es importante en un mundo centrado en el desarrollo sostenible. Las empresas logísticas podrían proporcionar la infraestructura y una red global de impresoras 3D, trabajando en una nube de archivos CAD.
“El papel de los operadores logísticos podría cambiar”, dice Matthias. “Desde enviar las piezas de repuesto, a facilitar la cadena de suministro de éstas. Podrían almacenar las impresoras 3D, imprimir bajo demanda y por último enviar las piezas”.
Actualmente el coste es el gran desafío, pero la calidad de las piezas 3D está mejorando por momentos. Y si la calidad mejora, los precios bajan. Todavía está lejos, pero un futuro viable impreso en 3D podría ser el camino más sostenible para nuestro planeta.
Por el momento no tenemos robots, coches voladores ni teletransportación. Pero con Baxters, Parcelcopters e impresoras 3D ya presentes, el futuro está más cerca de lo que pensamos.